sábado, 23 de abril de 2011

Luciana Aymar , la mejor jugadora del mundo...

Luciana Aymar, capitana y estrella del seleccionado argentino de hóckey sobre césped femenino, aseguró que la primera de las siete veces que la eligieron como la mejor del mundo “fue una mochila muy fuerte”, pero que con el tiempo, y entre otras cosas gracias a la terapia, aprendió “a disfrutarlo”.

Aymar consideró además que se debe ir reinventando “porque las rivales tienen 200 mil videos” de su forma de jugar; que Las Leonas tienen “equipo para ganar los Juegos Olímpicos de Londres”; y que ese certamen será el cierre de su carrera: “El día de la final es justo mi cumpleaños. Espero que me den como regalo el oro”, dijo.

En el Cenard, donde el equipo dirigido por Carlos Retegui se prepara para el Champions Trophy de Holanda (en el que Argentina irá por su cuarta corona seguida), Lucha apuntó: “Al principio, ser la mejor del mundo fue una mochila muy fuerte que me costó llevar. Pero después te acostumbrás y lo disfrutás. Ahora es como una caricia para el alma”.

“Aprendí a disfrutar de las presiones, son un desafío. Si no tengo presiones es como que no estoy disfrutando del hóckey o como que pienso que las cosas no me van a salir como quiero. Siempre tengo que mejorar”, agregó.

Para Aymar, elegida como la mejor jugadora del mundo por la Federación Internacional de Hockey (FIH) en siete ocasiones (2001, 2004, 2005, 2007, 2008, 2009 y 2010), el desafío personal ahora pasa por reinventarse. “Para cada torneo tengo que cambiar muchas cosas, como lo hice un año antes del Mundial del año pasado que ganamos en Rosario. Todos los equipos están con 200 mil videos míos mirándome todo el tiempo qué hago y no, dentro de un campo de juego -explicó-. En el Mundial traté de jugar más arriba para ser más ofensiva y también tuve que cambiar mi forma de eludir”.

“Tácticamente voy a tratar de recibir en otros lugares en los que no me siento tan cómoda y técnicamente agregar más cosas -siguió-. Aún puedo aprender mucho más y quizás el desafío de tener que ir cambiando me obliga a crecer. A no estancarme. Siento que no tengo techo. Los límites están en la mente, eso lo tengo comprobado. Me encanta la excelencia”.

La rosarina, de 33 años  admitió “sufrir” cuando las cosas no salen como quiere. “Es así -contó-. Cuando no me sale algo o no me siento bien físicamente o en la cancha, lo sufro mucho, porque soy muy pasional, muy sanguínea”.

“Me queda un año y medio de carrera, hasta Londres, y disfruto el día a día. Después del Mundial de Rosario me tomé un tiempo porque terminé estresada y me hizo muy bien. Me ayudó la terapia, que es clave en un deportista de alto rendimiento. Me preparé mucho para el día después”, contó.

Con el objetivo olímpico en la cabeza, y como parte del camino, Las Leonas intentarán ahora en Holanda ganar el Champions Trophy por cuarta vez consecutiva (fue campeón en Alemania 2008, Australia 2009 e Inglaterra 2010): debutarán con Inglaterra el sábado 25 de junio; jugarán con China el domingo 26; y el martes 28 se medirán con Corea en el cierre de la zona A.

En ese sentido, Aymar manifestó: “Argentina puede seguir ganando cosas y el objetivo es Londres. El Champions, el Panamericano, son preparatorios para eso. Mi cabeza está enfocada en los Juegos Olímpicos porque es lo que nos falta. Y no estaría acá si considerara que no podemos hacerlo. Hay equipo para ganar el oro”.

“Llegamos perfecto -agregó-, es un equipo joven, con equilibrio entre chicas más jóvenes y otras con mucha experiencia, y un cuerpo técnico capaz de armar un grupo homogéneo. Tenemos todo, hasta diferentes sistemas de juego y un entendimiento dentro y fuera del campo que no siempre se logra. La verdad es que en Las Leonas somos como una gran familia”.

Para Aymar, “Las Leonas le pueden ganar a cualquier equipo que se ponga enfrente. Inspiran mucho respeto y pasión a las rivales. La mayoría de los equipos con los que jugamos piensan eso: ‘Uy, qué duras son, nunca bajan los brazos’. Y es así: tenemos mucha garra y mucha entrega y creo que esa es la gran base de este seleccionado”.

En el balance  respecto de lo que fue hasta aquí su carrera, Aymar dijo: “El hóckey me dejó muchísimas relaciones humanas, amigas que disfruto y muchas lecciones de vida”; y concluyó con lo que, entiende, debe ser la herencia que van dejando Las Leonas.

“El hóckey argentino tiene que cambiar su mentalidad amateur. A los partidos ahora van dos mil personas y los clubes tienen que estar preparados para eso”.

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